jueves, 7 de octubre de 2010

Relaciones Conscientes I


No existe una fórmula para activar una intimidad auténtica dentro de una relación entre dos seres humanos en este mundo. No existe un arquetipo sano para los amantes que apoye este aspecto de nuestra experiencia humana, como un medio para despertar una conciencia vibratoria. Todos los arquetipos de Relación alimentados en nuestra conciencia nos han sido inculcados por la religión, los negocios y la política. Por lo tanto su agenda es sedar y controlar, no la liberación. Todos de una forma u otra buscan una relación íntima física, mental, emocional y vibratoriamente con otro ser humano, ya que este es un rito de pasaje hacia el pleno despertar de la conciencia humana. Sin embargo, debido a que buscamos esta experiencia de acuerdo con los parámetros de nuestra programación colectiva pasada, solo encontramos fracaso, un corazón roto y una constate desilusión frustrante.

El primer paso requerido para entrar auténticamente en una relación íntima con otro ser humano, es hacerlo desde el punto de conciencia de que no tenemos idea de cómo lograr esto. Solo desde un punto de "no saber" podemos tener éxito en la manifestación de dicho encuentro. Debido a que la verdadera intimidad no es nada parecido a la experiencia de "enamorarse", que estamos programados a reconstruir, no podemos reconocerlo. No debemos asumir que podemos identificar fácilmente aquello que ha estado perdido para la humanidad durante más de 2000 años.

Todos los libros sobre relaciones que han sido escritos dándonos consejos sobre este tema, desde el Kama Sutra hasta nuestras publicaciones modernas, están basando su sabiduría en un modelo que es inherentemente defectuoso. Porque no honran el Sendero de Despertar dentro del mecanismo de las "relaciones amorosas", cada paso que dan dentro de la experiencia usando su guía en forma efectiva, solo sirve para matar la relación; su visión para manifestar intimidad auténtica, por lo tanto, solo tiene éxito para ayudarnos a vendar un cadáver tieso.

Todos nos hemos programado para replicar el pasado. Por lo tanto, si buscamos intimidad auténtica inconscientemente, automáticamente lo hacemos intentando replicar "un programa". La intimidad auténtica no es "un programa".

La intimidad auténtica, como la conciencia del momento presente, no tiene una fórmula; es un estado de ser que existe dentro de cada momento, pero no está confinada por los parámetros de ningún momento en sí.

Nuestras experiencias en todas nuestras relaciones pasadas, siguen diciéndonos que lo que estamos intentando hacer no funciona, pero permanecemos sordos a la voz de nuestras experiencias personales. Por alguna razón preferimos creer en la programación instalada dentro de nosotros por nuestras religiones, políticos y negocios, por encima de lo que nos dice nuestra experiencia personal.

Entramos consistentemente en relaciones basadas en las nociones preconcebidas que nos alimentó el mundo externo. Predeciblemente, fallamos. Con casi ninguna duda repetimos entonces el mismo patrón de experiencia. Esto es delirante.

Para entrar en cualquier experiencia auténtica, es necesario abrazar nuestra experiencia personal como nuestro maestro y no lo que el mundo nos dice.

Si buscamos sinceramente esta experiencia extraordinaria con otro ser humano, es benéfico hacernos conscientes de cómo ciertos aspectos culturales, como la religión, influyen en nuestro concepto del "amor", para que no naveguemos inconscientemente de vuelta hacia una experiencia de impotencia inevitable. La mayoría de nosotros entramos a una relación íntima con otro ser humano, basados en la programación que recibimos de organizaciones religiosas conservadoras. Esto puede no ser evidente inicialmente, pero se debe a que todavía no comprendemos el impacto que tienen las filosofías religiosas conservadoras en las relaciones íntimas en el "mundo moderno". Ni siquiera tenemos que adoptar un sistema de creencias religioso conservador, para ser influenciados por estos sistemas de creencias; al resistir reactivamente o rechazar visiones religiosas conservadoras, les estamos dando poder sobre nosotros inconscientemente de todas formas.

Defendernos de cualquier cosa es una forma de atraerla, porque la percibimos como algo real.

No hay necesidad de atacar o defendernos de creencias religiosas conservadoras, para percibir y reconocer el impacto que dichas organizaciones tienen en nuestra percepción individual. Si simplemente observamos los arquetipos que ellos incrustan sutilmente dentro de nuestras psiques, y después vemos los efectos que estos patrones de energía tienen sobre nosotros, podemos percibir lo que ha transpirado sin tener que adoptar una carga emocional sobre esto. La intención de dicha observación no es culpar, porque no somos víctimas; es despertarnos de la programación religiosa generalizada que permea cada aspecto de nuestro concepto de la intimidad.

Llevar conciencia a las corrientes de dicho condicionamiento, también nos ayudará a percibir porqué es inútil volver a entrar a una experiencia de relación íntima fundada en estos programas religiosos limitados. Una vez que hemos reconocido algunos de los efectos del condicionamiento religioso arquetípico dentro de nuestra experiencia, dentro de nuestro comportamiento hacia otro, y dentro de nuestros "sueños y fantasías" que rodean a las relaciones, podemos comenzar a liberar el dominio que tiene este dogma sobre nosotros. Podemos entonces abrir nuestra conciencia hacia una posibilidad de que puede haber otra forma de relacionarnos. ¿Tal vez todo nuestro concepto de las relaciones era un engaño? La intimidad auténtica puede ser una experiencia tan extraña para nuestra conciencia, que puede ser irreconocible incluso si nos la muestran. ¿Qué tal si lo entendemos al revés? "Estar equivocados" sobre lo que es la intimidad auténtica, es un problema solo si no nos damos cuenta de que estamos errados. La conciencia es el antídoto a dicho predicamento.

Nuestros padres no experimentaron una intimidad auténtica entre ellos. Pueden haber experimentado momentos fugaces de ella antes de someterse y ahogarse en la programación de nuestra cultura. Nuestros sacerdotes, monjas, políticos, líderes empresariales, celebridades y héroes culturales, no representan autenticidad en las relaciones. En otras palabras, nadie puede realmente decirnos cómo lograr intimidad auténtica, y si lo intentan, lo más probable es que solo lo hagan para sedarnos y controlarnos.

¡Cómo se puede atrever alguien a decirnos cómo amar a otro ser humano!

La conciencia de que no hay un "método" específico o un "sistema" que pueda despertar amor entre dos humanos, es un punto de comprensión muy importante al que tenemos que llegar. Comienza a hacernos caer en cuenta de una forma muy real, de cuándo estamos listos para comprometernos con una relación íntima auténtica con otro ser humano. Una vez que entramos consciente y voluntariamente a la experiencia de intimidad, entonces se vuelve muy claro que hemos saltado hacia "lo desconocido".

Para experimentar intimidad auténtica tenemos que entrar a un lugar en donde nunca hemos estado. Este predicamento sigue sin cambio sin importar qué tan profundo nos fusionemos en dicha experiencia. Un encuentro con la intimidad auténtica es siempre nuevo, completamente impredecible y es siempre cambiante.

Las organizaciones religiosas pronuncian un golpe atroz a la posibilidad de experimentar intimidad auténtica:


Ellos rechazan o denigran el papel de la intimidad entre los seres humanos, dentro de la aventura hacia el logro de la realización de Dios, describiendo dicha experiencia como un obstáculo "pecaminoso" para nuestro desarrollo espiritual.


Entonces nos presentan arquetipos disfuncionales por los que nos inclinamos inconscientemente como nuestra inspiración, para los roles que jugamos dentro de la experiencia que llamamos "una relación amorosa".

Como una forma para ilustrar esto, examinemos este juego de influencia brevemente, dentro del contexto de la Cristiandad conservadora: El principal arreglo arquetípico que nos presenta el sistema de creencias Cristiano conservador, es el de un Salvador célibe, Jesús, quien está cercanamente alineado con María, su madre virgen. Jesús el Salvador, siendo hombre, representa el cuerpo mental, el maestro. La madre María, siendo "una madre y una cuidadora", representa el cuerpo físico o la naturaleza, o la materia. En esta luz, al presentarnos con este arreglo arquetípico, la iglesia está sutilmente transmitiendo el mensaje de que debemos ser salvados por nuestro cuerpo mental (por nuestro pensamiento y análisis), y que debemos recibir apoyo en este esfuerzo sintonizándonos con el cuerpo físico (la materia). El cuerpo emocional, que vendría siendo María Magdalena, no solo ha sido eliminado de este acuerdo, sino que ha sido denigrado completamente en su ausencia al llamarlo "la prostituta". Es por esto que el cuerpo emocional no figura en el mundo que está influenciado por el Cristianismo conservador. De hecho, sucede lo opuesto; es visto como "la fuente del pecado".

Subsecuentemente: Le tememos a nuestros propios sentimientos y hacemos lo que sea necesario para sedarlos y controlarlos.

Nos alejamos de las ideas del corazón y en su lugar nos perdemos en las experiencias mentales y físicas externas de este mundo.

No podemos percibir el punto causal de nuestros malestares y por lo tanto somos impotentes cuando se trata de restaurar la armonía y la calidad de nuestras experiencias.

La única figura paterna arquetípica dentro de este acuerdo es José, el padre de Jesús, un hombre que ronda en el último plano y parece no tener un impacto real. El otro arquetipo paterno es Dios, quien está más allá del alcance de cualquier mortal, a menos de que escuche y honre los dictados de la iglesia.

Estos arquetipos principales como son presentados por la iglesia no son inapropiados; es la descripción de la relación de unos con otros lo que distorsiona la influencia que tienen en los creyentes y los no creyentes por igual. Los arquetipos externos deben reflejar nuestros atributos internos y ayudarnos a integrar la totalidad de nuestro ser. Cuando nuestros atributos internos están en equilibrio unos con otros, entramos en una experiencia de totalidad, que también puede ser llamada "sacralidad". Sin embargo, cuando nos inclinamos hacia arquetipos que están fuera de equilibrio nosotros también reflejamos dicho estado. El simple hecho de desterrar a María Magdalena, por ejemplo, de su lugar de Gracia, nos hace a aquellos influenciados por la vara del cristianismo conservador en occidente, quedarnos encallados en un estado de impotencia emocional, ignorancia, arrogancia e inautenticidad.

Examinemos brevemente cómo la imagen de un "Jesús célibe" (el hermano), emparejado con la Virgen María (la madre) y un José inútil (el padre), asociados con la eliminación simultánea y la degradación de María Magdalena (la hermana), impacta destructivamente nuestro intento por entrar en una "relación amorosa" con otro ser humano:

Debido a que no existe una figura paterna predominante en este acuerdo arquetípico, los hombres criados dentro de la perspectiva cristiana, no tienen idea sobre cómo ser padres auténticos con sus hijos, aparte de ser distantes; estar en todos lados, pero en ninguno, como Dios. O de otra forma se vuelven como José, una figura paterna aparentemente no participativa e inútil, nadie de consecuencia, rondando en un taller haciendo y reparando cosas.

Los hombres que buscan un modelo religioso positivo aspiran a convertirse en "un Salvador como Jesús" como lo describe la iglesia. O por otro lado si rechazan esta imagen se convierten reactivamente en un "demonio destructivo". Ni el acto de convertirse en el arquetipo de Jesús, como lo describe la Cristiandad conservadora, o reaccionar a él volviéndose el "anticristo" puede conducir a un hombre hacia la autenticidad, madurez emocional, o intimidad. Ser "bueno" o ser "nefasto" son ambos patrones de comportamientos reactivos y todo comportamiento reactivo es inmaduro, no auténtico y previene la intimidad.

Debido a que el cuerpo emocional es omitido de este acuerdo arquetípico, y cuando es reconocido, es visto degradantemente como una prostituta, los hombres se sienten intimidados ante cualquier cosa "emocional" dentro de ellos. Entre más desafiantes y grandes se muestren, más aterrorizados están de sus propios corazones. Por lo tanto no crecen emocionalmente y a este respecto permanecen siendo niños a pesar de su estatura física o mental. Debido a esto nuestro mundo es dirigido por niños para la gratificación de los niños.

Para compensar esta insuficiencia emocional, estos niños-hombres recurren a una falsa fanfarronería, comportamiento machista, fantasías de héroes, y un deseo por controlar y acabar con cualquier cosa que tenga un contenido emocional. Un miedo tan profundo ha sido instilado en los hombres sobre el cuerpo emocional, que aquellos que sucumben a este miedo recurren al menosprecio, la violación y el abuso de éste, cuando sea que perciben su reflejo en el mundo. Es por esto que el lugar más peligroso para muchas mujeres en este planeta, es estar a solas en casa con el hombre con quien se casaron.

Debido a que el arquetipo de Jesús es descrito como impotente sexualmente, hasta el grado de ser completamente castrado de cualquier sensualidad saludable, los niños-hombres recurren a objetos externos para reemplazar el papel energético de sus penes. Acumulan autos grandes, armas grandes, casas grandes, corporaciones grandes, cigarros grandes y grandes reputaciones, hasta el punto de tratar de conquistar países completos, solo para sentirse sexualmente adecuados.

Aunque todos los hombres se sienten atraídos por una María Magdalena, una vez que han entrado en una relación con una, le proponen automáticamente matrimonio y la convierten en una Madre Virgen. Subsecuentemente pierden toda atracción sexual por su compañera femenina. ¿Quién quiere dormir con su madre? Una vez que ocurre esta aniquilación de la Magdalena, inmediatamente comienzan a buscar otro encuentro con una María Magdalena fuera de su relación.

Debido a que los hombres dentro de esta influencia arquetípica son incapaces de dejar energéticamente una relación con su madre de nacimiento (porque convierten a sus esposas en sus madres) nunca pueden comprometerse auténticamente ni entrar a las profundidades sensuales de una relación con una María Magdalena real. Se privan por lo tanto de la experiencia de intimidad auténtica. Cuando se trata de acercarse a la experiencia de intimidad auténtica, la mayoría de los hombres están todavía en el jardín de infantes.

Debido a que los hombres no tienen un ejemplo arquetípico que les muestre cómo distanciarse sanamente de la energía materna de su niñez, no aprenden a cuidar de sí mismos. Esto se traduce en una incapacidad para disfrutar de lavar ropa, lavar trastes, limpiar su espacio en casa, planchar, o ser capaces de cocinar o hacer compras competentemente. Quieren que su "mami" lo haga por ellos. El comportamiento de cuidar de uno dentro de la mayoría de los hombres expuestos a estos arquetipos, solo es cultivado reactivamente como un medio para crear una impresión para atraer a una pareja. No es un auto-amor iniciado. Los hombres dentro de esta influencia ortodoxa usualmente se comportan como si "Jesús tuviera una sirvienta".

La Madre Virgen no tiene la intención de ser un arquetipo para las mujeres; es un arquetipo que representa a la tierra, la naturaleza, el plano material, y su habilidad para nutrir a la conciencia en su viaje a través de la materia, hacia una conciencia vibratoria plena. Ninguna mujer puede convertirse en "la Madre" y por lo tanto al tener este arquetipo como un modelo para la mujer, el cristianismo conservador pervierte a todas las mujeres; las mujeres dentro de esta influencia arquetípica, intentan erróneamente ser las Madres Vírgenes en lugar de las Marías Magdalenas. Por lo tanto todas las mujeres bajo esta influencia "fallan en serlo".

El auténtico arquetipo para la mujer en este mundo es María Magdalena sentada con Jesús como su igual absoluto, con su papel, de acuerdo con el Sendero de Conciencia, como el punto causal de toda la energía fluyendo a través de su "relación amorosa". Debido a que María Magdalena es omitida de esta relación y es juzgada prostituta, subsecuentemente, es así como es percibida, tratada y descrita la mujer en este planeta. Las mujeres no tienen otro papel en el mundo Cristiano conservador que el de ser Madres Vírgenes o prostitutas. La mayor parte de las mujeres se comportan de acuerdo a esto.

Todas las mujeres aspiran a ser una María Magdalena, pero terminan permitiéndose ser transformadas en una Madre Virgen. Entonces muestran su afecto por el hombre que las atrae "siendo su madre". Esto apoya inconscientemente la inhabilidad del hombre para "dejar el hogar" emocionalmente y crecer. Después ellas amargamente se vuelven contra estos niños-hombres por "no crecer" y se topan con la frustración de un niño-hombre por no ser capaz de hacerlo. Esto da como resultado discusiones y amargura en un extremo, y en el otro una batalla esposa/esposo. Cuando un hombre mata a su esposa está intentando asesinar metafóricamente la influencia limitante de su madre, para poder crecer y convertirse en un compañero digno de María Magdalena. Cuando una mujer mata a su esposo, está tratando de liberarse de su hijo, para poder escapar del aprisionamiento perceptual limitante imposible de ser "la madre", y entrar a su destino como una María Magdalena para un hombre espiritualmente maduro.

Las mujeres, percibiendo que no tienen un papel en un mundo distorsionado, aparte del de ser Madres Vírgenes o prostitutas, reaccionan tonta y desesperadamente buscando "la igualdad con el hombre". Sin embargo, los hombres que ellas buscan emular son todavía niños-hombres emocionalmente, que controlan y sedan sus ambientes con el fin de probar que realmente tienen penes funcionales. Por lo tanto, en un intento por encontrar un lugar en el mundo, erróneamente las mujeres comienzan a comportarse como si ellas también tuvieran penes disfuncionales y se convierten en niños-hombres con vestidos.

Debido a que el cuerpo emocional no está incluido dentro de estos arreglos arquetípicos del cristianismo conservador, no puede ser conocido o reconocido como el punto causal del flujo de energía desde lo vibratorio hacia este mundo. En consecuencia, en lugar de ser la fuente de toda idea dentro de sus relaciones amorosas con los hombres, las mujeres se permiten ser controladas, ordenadas y oprimidas por ellos.

La mayoría de los hombres y mujeres en el "mundo occidentalizado" se someten obedientemente a las circunstancias físicas, mentales, emocionales y vibratorias, consideradas apropiadas por estos arquetipos religiosos, sin estar siquiera conscientes de la prisión perceptual en la que están confinados inconscientemente.

Bajo estas circunstancias, en las que los hombres están caminando ondeando sus penes al aire en un intento por "sentirse" algo, y las mujeres se comportan como Madres Vírgenes para tratar de suprimir cualquier sensación de sentimiento, existe poca o ninguna oportunidad para entrar en una relación íntima auténtica entre ellos.

Incluso si creemos que estamos por encima del impacto de este condicionamiento arquetípico, no lo estamos. Todo el mundo "moderno" (o libre) funciona inconscientemente dentro de este mapa arquetípico:

Todo lo que somos guiados a creer sobre "el enamoramiento" nos inclina hacia este mapa; "enamorarse" es el punto de entrada hacia la matriz de este programa.

Todo lo relacionado con el noviazgo como lo conocemos, está influenciado por este mapa; "el juego del noviazgo" como lo jugamos hoy, es un ambiente orquestado que pone la trampa para la institución llamada "matrimonio".

Cada película popular, programa de televisión, y novela más vendida sobre el "enamorarse" trabaja desde este mapa; estas descripciones sirven para apoyar el cuento de hadas – el famoso final feliz falso llamado "matrimonio".

La institución del matrimonio como la conocemos y abrazamos, es un instrumento de este mapa; en el momento en el que nos compramos el programa del matrimonio, podemos ser conducidos física, mental, emocional y vibratoriamente al punto en el que nos convertimos en follaje para las agendas de los políticos, la religión y el comercio.

La intimidad auténtica no tiene nada que ver con el matrimonio; el matrimonio está diseñado para destruir la posibilidad de dicha experiencia, para que nosotros inconscientemente le demos el poder a la política, la religión y el comercio, para que nos proporcionen el júbilo y el éxtasis que se suponía que deberíamos encontrar en la pareja.

Si continuamos entrando en relaciones con estas imágenes arquetípicas distorsionadas como nuestra guía; nos conduciremos, ya sea al matrimonio, o hacia el monasterio; terminaremos viviendo juntos en una desesperación silenciosa, o solos en una desesperación silenciosa.

Entramos en una relación tras otra, tratando de que funcione algo que ya está inherentemente roto, o nos rendimos y cerramos nuestro corazón en dicha empresa.

Nos casamos, nos atrapamos por esta institución, y después nos distraemos con el trabajo, el golf, los hijos y los romances, o nos divorciamos y lo volvemos a intentar.

Nos unimos a un camino espiritual célibe.

La intimidad auténtica siempre es acallada por la religión, los negocios y los políticos; su propósito es llenar el vacío creado por nuestra inhabilidad para experimentar amor real. Debido a este vacío buscamos una experiencia ilusoria llamada "iluminación", en lugar de intimidad y subsecuentemente encontrar desilusión, depresión y desesperación. El camino a la intimidad auténtica no puede ser pisoteado por lo que sabemos sobre relaciones y por lo que hemos sido programados para recrear. A menos de que estemos preparados para dejar de lado todo lo que hemos sido conducidos a creer, y en su lugar pongamos toda nuestra confianza en la experiencia personal permitiéndole ser nuestro maestro, no vamos a encontrar nuestro camino hacia la intimidad auténtica.

Dios es amor y el amor es Dios.

Cuando buscamos entrar a una relación amorosa auténtica con otro ser humano, estamos buscando una experiencia íntima con Dios en el plano físico. Estamos buscando amor; estamos buscando un amor que pueda ser anclado en el plano físico, pero que también nos empodere para despertar al plano vibratorio. La religión mata el amor reemplazándolo al "amante" con "un sacerdote". Los políticos sostienen a la religión y los negocios a los políticos. La religión, los políticos y los negocios son la trinidad de miedo e ignorancia en la tierra. El amor no puede dar fruto en un jardín plantado con semillas de miedo. Creer eso es delirio.

La religión como la conocemos hoy es la serpiente que raptó en el Jardín del Edén y trajo desequilibrio a la relación divina entre un humano y otro. Convirtió al hombre en impotente y a la mujer en incompetente, predicando el conocimiento del bien el mal. La religión organizada es "la serpiente" escondida bajo de una vestimenta de apariencia santa.

No crean una palabra de lo que predique cualquier religión organizada, si aspiran a probar el amor como una manzana madura y jugosa.

La pregunta es: ¿Tenemos el valor para darle una patada a todo el falso espectáculo de romance pornográfico y entrar en la búsqueda para experimentar la auténtica intimidad? Ya sabemos de antemano hacia donde nos conduce este mapa religioso familiar de "romance permitido", definitivamente no al amor. Nunca al amor. Por lo tanto nunca a Dios. Los verdaderos buscadores de un encuentro amoroso e íntimo lo sabrán, así como los verdaderos buscadores de una comprensión de Dios lo saben.

Intentar hacer las paces con nuestra familia cuando estamos en guerra dentro de nosotros, es inútil y poco auténtico. Intentar entrar a una relación íntima consciente con otro ser humano, cuando no sentimos paz hacia nuestra propia familia es inútil y no es auténtico. Intentar entrar en una relación íntima con lo que Dios es para nosotros, cuando no hemos hecho las paces con nosotros mismos, nuestra familia y no hemos entrado en una relación íntima auténtica con otro ser humano, es arrogancia pura. El camino es muy claro para que todos lo vean:Primero tenemos que lograr la intimidad dentro de nosotros mismos.

Entonces tenemos que lograr la paz hacia nuestra familia.

Entonces entramos en una relación íntima consciente con otro ser humano.

Solo entonces podemos acercarnos a una relación íntima con Dios.

No crean lo que les han dicho sobre el amor o Dios si realmente quieren saber. Entren en su propia experiencia, permitan que guíe el camino y confíen en lo que les dice.

Dios está en nuestra experiencia y nuestra experiencia está en Dios.

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